A mediados de agosto de 2018, en el número 24-29 de la Calle 52, en la mitad de Teusaquillo, Pablo Andrés Alfaro creó Thunder Tattoo Studio. Es un local grande abierto en el primer piso del barrio Galerías. Allí, desde hace cinco años, se gana la vida como tatuador profesional haciendo lo que más le gusta: rayar la piel de las personas.
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Durante estos cinco años, el negocio ha marchado bien. No le falta clientela. A su local llegan jóvenes y algunos otros más viejos. También aparecen a adolescentes acompañados de sus padres. Unos buscan dibujos para su piel y otros quieren incrustarse accesorios extraños como piercings en el cuerpo.
En Thunder Tattoo Studio hay ofertas y servicios para todos, pero no todos cuentan con dinero en el bolsillo para cumplir el sueño de tener un tatuaje sobre la piel. Pablo Andrés entendió la situación económica de algunos de sus clientes, que después de preguntar por el valor de sus dibujos, se marchaban con la ilusión desvanecida y se propuso hacer algo para que ellos cumplieran su deseo y él no perdiera clientes.
Hace un año, Pablo Andrés inventó la opción de que sus clientes se tatúen a crédito. Su estrategia comercial ha tenido buena acogida. Su clientela aumentó y sus ingresos también. El 50 % de sus clientes optaron por pagar los tatuajes a cuotas. Lo hacen a través de Asiste crédito. El proceso es rápido y sencillo. En menos de 10 minutos, los créditos son aprobados y les dan entre cuatro y ocho meses para cancelar la deuda.
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El valor mínimo de un tatuaje es de 150 mil pesos. El más costoso que es un proyecto grande como tatuar toda la pierna o el brazo puede llegar a costar entre 4 y 5 millones de pesos y también se pueden pagar a cuotas. Sin embargo, lo que más se mueve en este mercado del tatuaje a crédito, son los dibujos pequeños, algunos diseños que se hacen entre parejas que pueden llegar a costar entre 300 mil y 350 mil pesos. Los pagos pueden ser mensuales o quincenales, todo depende de la capacidad adquisitiva del cliente.