Durante el transcurso de este año, se han manifestado diversos intereses en llevar a cabo un proceso de paz integral entre el gobierno de Colombia y varios grupos armados del país. Estos proyectos marcarán un antes y un después en la historia nacional e internacional, así como mejorarán la calidad de vida en Colombia.
Sin embargo, es relevante abordar las distintas cuestiones que han surgido en el proceso de paz con estos grupos, como los eventos en el proceso de paz de 2016 durante el gobierno de Juan Manuel Santos con las FARC y las lecciones que se han extraído, las cuales más allá de avanzar hacia el posconflicto, parece que hemos entrado en una etapa de postacuerdo que se retrasa cada vez más.
Es necesario examinar los factores que han obstaculizado el proceso de paz en el país, incluyendo las fuerzas que han intervenido en procesos anteriores (procesos con las FARC, M19, AUC, entre otros). Por lo tanto, se hace pertinente abordar los procesos de paz con una perspectiva pedagógica y promover la formación que permita una comprender de forma integral la historia del país y así entender el conflicto desde diversos puntos de vista.
Desde una perspectiva educativa, comprender el conflicto armado que ha afectado a Colombia puede llevarnos hacia una apertura cultural en un país que ha sufrido las heridas de la violencia. En consecuencia, tanto las escuelas como las universidades, como espacios de reflexión sobre el país y de convergencia cultural, nos permiten abordar las diferencias y fomentar un cambio en la sociedad, la cultura y la política a través de la educación. Aquí radica la responsabilidad de formar a las futuras generaciones de ciudadanos colombianos.
La apertura de espacios educativos que abarquen tanto entornos formales como no formales e informales permitirá superar las barreras de las aulas y fomentar el conocimiento y respeto por las particularidades de cada comunidad. Estas particularidades deben incorporarse en los currículos escolares con el objetivo de avanzar en la construcción de un país más equitativo y en paz, donde ninguna voz quede ignorada o marginada.
Promover una educación inclusiva y diferente es esencial para la paz, permitiendo que aquellos que estuvieron directamente involucrados en el proceso de paz se reintegren de manera segura y contribuyan a la creación de una nueva sociedad, además de facilitar actos de reparación con las comunidades afectadas, esto reconociendo las diferentes formas de educación (comunitaria, popular, especial, etc).
Por tanto, debemos esforzarnos diariamente para que la educación desempeñe un papel central en este proceso, tanto para quienes están siendo educados como para quienes educan. Hacemos un llamado a la colaboración entre las facultades de educación, programas dirigidos a maestros desde el pregrado hasta el posgrado, así como a las escuelas normales, para participar en la construcción de un país en paz, lo cual se ha convertido en una demanda prácticamente obligatoria en el ámbito educativo de Colombia.
La Universidad Pedagógica Nacional ha asumido un compromiso en esta labor, promoviendo diversas actividades académicas y culturales que fomentan una reflexión pedagógica sobre el conflicto, además de la última decisión tomada por sus dependencias, las cuales han decidido -de forma muy acertada- no cobrar la inscripción a programas de pregrado y posgrado, permitiendo consigo la oportunidad para que el acceso a la universidad y la educación como derecho sean cada vez un hecho. Esperamos que esto impulse el avance hacia un país que promueva una perspectiva diferente y más equitativa, donde la educación llegue a todas las personas.
¡La educación es el camino hacia la paz, y los maestros desempeñan un papel fundamental en esta misión!