La última muestra de arribismo de Zara fue vender estropajos en 11 euros, ósea cerca de 40 mil pesos. En Europa el imperio de Amancio Ortega se extendió por todo el continente ya que, si ganas en euros, pues podrás acceder a una marca de ropa que emula con éxito a las grandes marcas de diseñadores. En Colombia llegó desde el 2007. El primero que abrió fue el de Unicentro en Bogotá y fue una revolución parecida a la que muchos años después generó la apertura de Starbucks.
Muchos de los que hacen filas frente a sus almacenes son asalariados que a duras penas logran pagar el colegio de sus hijos y viven pasando aceite, pero con tal de vestir algo de Zara empeñan hasta el lavaplatos. Estaría muy bien si en realidad fuera una auténtica ropa de diseñador pero es un bluff: Zara en Europa es ropa para dormir el guayabo, rompa de combate para trabajadores medios, principiantes de arribistas a los que les avergonzaría mucho mostrar la marca.
Desde el colegio los niños colombianos están adiestrados para mostrar sus mejores zapatos. Una vez se gana el primer sueldo los colombianos lo que usan es llenarse de bolsas en un centro comercial como si fueran personajes de Sex and the city. Hay que acumular y está muy bien visto gastarse todo lo que se tiene con tal de parecer un doctor como De la Espriella. Ese es el país que nos tocó vivir, un país de incautos a los que les pueden pasar como corte de diseñador una marca que en Europa viene siendo como el Only para los niños ricos de Bogotá.