Veíamos que los niños de esta zona tenían que ir muy lejos para hacer tareas, cerca de la otra parroquia. Eso fue en el 2005, en esa fecha aquí no había internet, además era una época de conflicto armado y era peligroso que bajaran. Algunos niños hacían las tareas con un seminarista de esta parroquia, entonces yo le dije, ustedes tienen una casa vacía ahí, consigan la pintura, unas estanterías y montamos esto. Así empezamos.
Saúl les pide a las personas del equipo presentes, que cuenten de ellos, como llegaron y lo que hacen. Astrid Posso, con poco entusiasmo cuenta que llegó en 2012 y que recibió una capacitación sobre el catálogo de la biblioteca y ejercicios de promoción de lectura. “Me llamó la atención y me quedé. En ese tiempo prácticamente no leía, pero como comencé a pasar tanto tiempo rodeada de libros cuando me aburría cogía uno. Sin darme cuenta la lectura me atrapó”.
En cambio, cuando habla de lo que hace tres veces a la semana de 3 de la tarde a 7 de la noche, su expresión cambia “Me gusta servirle a la comunidad con la lectura, porque se aprenden muchas cosas, porque se puede ver el mundo de muchas maneras y porque se pueden ver muchos mundos.”
“Me gusta leer todo. El primer libro que leí fue ‘El principito´, después ‘La odisea’. Lo último que leí fue ‘Doce cuentos peregrinos’. El mayor reto en la biblioteca es llegar a la comunidad y hacer que la gente se acerque a los libros. Los niños ahora cuando tienen una tarea se van a internet y copian y pegan. No más.”
Julio Saúl ha participado en distintos proyectos comunitarios, pero destaca el trabajo de la biblioteca “Muchos proyectos en el barrio logran impacto y se sostienen en el tiempo, porque están financiados por grandes organizaciones. La diferencia de nuestro trabajo es que lo hacemos nosotros con nuestros propios recursos. Este es un proyecto juvenil, los voluntarios pasan y pueden quedarse durante un largo tiempo, pero también por la edad, salen a trabajar o ganan una beca y así se renueva el equipo.”
“Lastimosamente los niños también se renuevan, llega una edad en que no regresan. Cuando nos mudamos a esta sede en 2011, trabajamos todo el año con el eslogan ‘La biblioteca crece como lo haces tú´. Él mayor reto que tenemos es conseguir un patrocinio para poder pagar por lo menos doscientos mil pesos a los voluntarios. Ahora reciben setenta mil los que hacen turno de 3 a 7 de la noche. Los que vienen a hacer animación a la lectura o talleres no reciben nada. También quisiéramos ampliar el horario, porque sabemos que hay más riesgo de que la comunidad lea si la biblioteca está abierta que si no lo está.”