El lanzamiento definitivo de su campaña a la presidencia, de tantos que ha hecho Germán Vargas Lleras, y el más interesante por no decir preocupante, es el que acaba de realizar en Bogotá. La semana anterior Cambio Radical se adhirió a su campaña, farsa número uno, y lo hizo en la sede de la Misión Carismática Internacional, movimiento que agrupa a más de 300.000 fieles en el país bajo la dirección de César Castellanos y su esposa Claudia Rodriguez de Castellanos, farsa número dos. Este había sido uno de los tantos feudos de Alvaro Uribe Vélez, pero ahora, ante la generosidad de Vargas Lleras, se trastearon a sus huestes.
Farsa Número Uno. La Adhesión de Cambio Radical a la candidatura de Germán Vargas Lleras a la Presidencia. Lo más ofensivo para los colombianos es que tanto Vargas Lleras, como su partido que creó personalmente y que manipuló a su antojo, crean que los colombianos somos idiotas. Este acto es un insulto a la inteligencia colombiana y debería convertirse simplemente como un acto de orgullo nacional, en la razón más importante para no apoyar esa candidatura a la presidencia. Qué peligro elegir a un presidente de la República de Colombia que trata a los ciudadanos del país como si fueran absolutamente "caídos del zarzo", para usar uno de esos dichos de nuestros padres y abuelos. Acaso los colombianos ¿nos vamos a dejar insultar por este personaje de esa manera?, esperemos que no.
Farsa Número Dos. Ahora resulta que Vargas Lleras es carismático, en el sentido religioso. Conociendo esta derecha colombiana de la cual hace parte este movimiento, no debe sorprendernos que, si eso le representa votos a Vargas Lleras, este termine con el exprocurador Ordóñez tratando de curar a los homosexuales del país, como lo ha anunciado este personaje también de ultraderecha. Empecemos entonces a llamar a las cosas por su nombre y de ahora en adelante, deberíamos hablar de Vargas Lleras el candidato carismático a la presidencia, no precisamente por tener una maravillosa personalidad sino por oportunista, por no tener límites en su ambición de llegar a la Primera Magistratura del país, a todo costo. Pobre abuelo, el sí inteligente e importante Carlos Lleras Restrepo, quien se debe estar preguntando cómo logró llegar a tener un nieto tan carismático.
¿Dónde están los límites de este candidato presidencial?, es algo que quienes tenemos derecho al voto deberíamos preguntarnos seriamente. Despreciar la capacidad de reflexión del pueblo que quiere dirigir; aceptar lo que sea con tal de ganar la elección, o sea vivir las dos farsas señaladas, sin el menor asomo de sonrojo y menos de vergüenza, se traduce en que su ambición es infinita.
Lo más grave de todo esto es que Vargas Lleras ha hecho saber que no le interesan los resultados de las encuestas, que entre otras no lo favorecen. Aduce estar seguro de que ganará la presidencia de Colombia, y esa postura con seguridad conociendo su inmensa soberbia, no es una farsa, está convencido de ello. Es hora de que los votantes miremos seriamente estas señales que son advertencias de males mayores que de ninguna manera deben subestimarse. Ojo pues, con el candidato carismático. Después no lloren sobre la leche derramada. Será sin duda demasiado tarde porque no se tratará solamente de un mal voto, sino de grandes daños para un país que requiere soluciones y no más farsas, vengan de donde vengan.
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