Una integrante activa del colectivo LGTBI dirigirá los destinos de la capital de la república.
Hace unas semanas Claudia López se presentaba como inmensa favorita a las elecciones de este domingo 27 de octubre. Sabíamos que no iba a ser fácil alcanzar tan alta magistratura, ya que tenía que enfrentar a candidatos como: el neoliberal Galán, reciclado en un movimiento independiente llamado "Bogotá para la gente" y cuyos orígenes proceden del partido derechista Cambio Radical, liderado por el reaccionario Vargas Lleras (exvicepresidente en el gobierno de Santos); el candidato ultraderechista Uribe Turbay, cachorro bendecido por el expresidente Uribe Vélez; y Hollman Morris, aliado del exalcalde Petro de la "Bogotá Humana" y que alcanzó el tercer puesto con la nada despreciable cifra de 430.000 votos.
Nos temíamos un posible fraude electoral como nos tienen acostumbrados los poderes fácticos en nuestro país, pero en este caso la candidata de Alianza Verde Claudia López ha logrado mantenerse en la punta de los escrutinios de votación hasta el último minuto. Esta es una mujer corajuda que denunció la parapolítica y sus infiltraciones en el Congreso de Colombia. Una valiente acción que le costó el exilio. La politóloga Claudia López de tendencia izquierdista moderada contó con el apoyo de importantes figuras del Polo Democrático como Robledo, Navarro, Ángela María Robledo, Jorge Rojas, el exalcalde Garzón, el exalcalde Antanas Mockus y el exalcalde de Medellín Sergio Fajardo. Claudia llega a la alcaldía con la promesa de luchar contra la corrupción y la desigualdad.
Bogotá es una metrópoli de infinitos problemas socioeconómicos que se verá obligada a afrontar los próximos cuatro años. Cosa nada fácil en una capital que sufre la inclemente ofensiva diaria de la delincuencia que somete a la ciudadanía a la peor de las dictaduras que es la tremenda sensación de inseguridad... Sin olvidar las desigualdades, la exclusión social y la pobreza que es un problema crónico que secularmente no se ha podido erradicar. La Bogotá oligárquica y usurera se resiste a perder sus privilegios. Y encima la capital de Colombia es también la capital del caos por culpa del fracaso en las políticas de movilidad. Es tal la lentitud al desplazarse por la ciudad que afecta tanto la calidad de vida como la productividad. Otra titánica tarea es la de resucitar ese medio ambiente agonizante por culpa de la contaminación: los ríos convertidos en cloacas o los humedales pavimentados por el crecimiento urbano.
Una metrópoli de estas características se ha vuelto inhabitable e insufrible y si no se toman las medidas urgentes el colapso será total a muy corto plazo. Ya es demasiado tarde tal vez para salvar a Bogotá y mucho menos en tan solo 4 años, pero tenemos que darle un voto de confianza a la nueva alcaldesa para que haga realidad palpable ese cambio o transformación tan repetido por todos los candidatos. 10.000.000 de habitantes así lo reclaman y por eso han votado por ella en esta elección histórica esperanzados en que nos los defraude.
