Mientras Rafael Uribe parece estar dispuesto a reconocer la autoría del crimen con el principio de oportunidad, la carta que dejó el vigilante lo enredaría aún más
Sometido a insultos permanentes y amenazas violentas, se rapó la cabeza para disimularse en un penal donde hasta los más duros repudian los crímenes contra menores
Juvenció, su papá, quiso regresar a las montañas del Macizo colombiano donde quedaron los recuerdos felices de su hijita quien no vivió más de un año en Bogotá