Fiel a la consigna de Huidobro de que el poeta es un pequeño dios y debe crear de nuevo el mundo, Winston Morales, un encantado ser, cree en apariciones y deslumbramientos
Seguramente este novel poeta encontró en sus delirios oníricos la respuesta al dilema de vivir para morir o morir para vivir, fundiendo vida y muerte en una simbiosis perfecta