Fácilmente se podría repetir el escenario de 2009, cuando los países ricos tomaron para ellos las primeras vacunas contra el H1N1 y los demás quedaron penando
"Al no atacarse la raíz del contagio, sino sus efectos (agentes víctimas del contagio, es decir salud y adultos mayores), se pierde la eficacia de la vacuna"