En las zonas afectadas rezan toda clase de historias que ilustran cómo el 31 de marzo del año pasado los ríos Sangoyaco y Mulato y la quebrada Taruca arrasaron con todo
"Condiciones sociológicas como la identidad, el arraigo y la pertenencia al territorio se ven socavadas, pues la región ya no representa la seguridad, la tranquilidad y el confort"
" Se ha dicho que esta catástrofe es la crónica de un siniestro anunciado. Desde los años ochenta se conocía del riesgo al que estaba expuesta la capital del Putumayo"