El día del atentado despertó sin sobresaltos, permaneció un buen rato en la cama pereceando, exhalando bostezos y con ganas de pronto volver a su lejana morada...
El rapero británico que a los 24 años dejó los lujos para militar en el ISIS, verdugo de James Foley, también le quitó la vida al segundo periodista norteamericano