Bajo el puente acaban convergiendo, un hombre que no quiere vivir más, porque la existencia se le ha convertido en una tortura, y los que se aferran a la vida
La carencia de compañía puede acarrear consecuencias directas para la salud como afecciones mentales, alimentarias y hasta cardiacas. ¿No debería el Estado hacer algo?
No se han infectado, pero mueren de corazón roto. El encierro, la crisis económica y el dolor de perder a los que más quieren han hecho a muchos perder el control