Decía Antonio Gramsci que al adversario político había que atacarlo políticamente en su lado más débil, e intelectualmente en su lado más fuerte. Fajardo pierde en ambos
"Nosotros como por qué razón vamos a poner en el poder a alguien sincero, esta sociedad se olvidó hace rato de que en la política se puede incluir ese concepto"
Sin aparecer en público, su criterio pesa en las decisiones de su esposo Sergio Fajardo. Una psiquiatra que no va a dejar a sus pacientes por ningún rol presidencial