La verdad depende de quién la diga (magos, dioses, autoridades, cómo la certifica (confiable) y a quiénes va dirigida (ciudadanía o grupos explícitos).
Es tal nuestra ceguera que no atinamos a ver que lo maravilloso de la existencia es la posibilidad de unir colores de piel, ideas religiosas o diferentes opiniones
"Evoco unos versos de Sánchez Dragó: 'Y al final es preciso callar y actuar sabiendo que el mundo se derrumba pero tener empuñada la espada para la última hora'”