Necesitamos que hagan su triunfal aparición más lectores. Que surjan más escritores. Que inquietos emprendedores se metan la mano al dril por la causa editorial
En el mundo de lo inmediato, de la imagen predecible y de las verdades de 240 caracteres, los libros se han confinado, para muchos, en objetos inertes y decorativos