En una casa del barrio Fontibón de Bogotá, a punta de seducción y sexo virtual con sus solitarios clientes se ponen hasta 50 millones al mes. Así funciona el negocio
Pioneros de un negocio que cada día engancha más jovencitas, el caleño Richard Bedoya y el pereirano Juan Bustos han hecho de la mezcla entre sexo, porno e internet una mina de oro