Frente al miedo, la ciudad construyó un sistema que hoy mueve más de un millón de personas al día y se convirtió en el orgullo de la gente. ¿Por qué funciona?
La plata para el mantenimiento y reposición de los trenes viejos se convirtió en un bolson que utiliza el gerente Ramiro Márquez para todo tipo de cosas. Los problemas ya se empiezan a sentir.