Tras la derrota de Argentina ante Croacia, el diez tiene un solo chance de demostrar que poner a sus amigos y mandar en el camerino no son la causa de la crisis de su selección
'No siente pasión, es sólo una máquina que destruye rivales. Aunque es el máximo artillero de Argentina, su magia se evapora cuando se pone la albiceleste