La situación empieza a parecerse a la de fines de los 80, solo que ahora el fuego no parece discriminar entre procedencias políticas, como indican los crímenes de Karina y Orley
El brutal asesinato de Karina García retrata la ausencia del Estado en los territorios donde campean las fuerzas ilegales y la violencia contra las mujeres dedicadas a la política