.Publicidad. Hasta el siglo XVII algunas de las mentes más lúcidas seguían creyendo, como los pensadores cristianos de la Alta Edad Media, que la condición natural del hombre era ser «pobre, desagradable, torpe y pequeño». Convencidos de la necesidad de abandonar tan triste situación, las inteligencias europeas se dieron a la tarea de imaginar monstruosos […]