No podemos seguir con el mismo guion de telenovela barata de nuestros «mandatari@s». Es hora de desconectarnos de cuanto digan o contradigan y pensar: ¿qué queremos que siga y qué no?
En sectores pobres de Bogotá empezaron a verse trapos rojos en las puertas para indicar que están pasando hambre, que no han llegado ayudas, que su situación es desesperada