Con cinco tiros dos sicarios acabaron con la vida del humorista. Aunque ha pasado un tiempo, este crimen de lesa humanidad no deja de dolerle a los colombianos
Seis meses antes sufrió un atentado y se propuso contactar a Carlos Castaño el jefe paramilitar que ordenaba los asesinatos desde la finca Las Tangas, pero el tiempo no le dio.
Muchos seguidores del expresidente creen que el humorista es un guerrillero que está bien muerto, un bandido que debería ser borrado de la historia de Colombia