Ni la declaratoria de guerra es la payasada que pinta Timochenko, ni indiscutible su tesis para derrotarla. Craso error despreciar el desafío estratégico que representa
El guerrillero y su gente deberían recordar que “una guerra sin el pueblo es una guerra contra el pueblo y que una paz sin el pueblo es la continuación de la guerra”
El dictado, dicen, les llega del Libertador Simón Bolívar, quien conversa con ellos desde sus sesiones de espiritismo en el Perijá, y ahora ha designado a Márquez legítimo heredero de Chávez