Ni Santos ni Uribe, ninguno de los últimos presidentes de Colombia se ha mostrado diligente en un nuevo modelo de desarrollo cuyo desenlace sería el título de país OCDE
Ya tenemos dos periodos de políticas de desaceleración económica, como para sumarle las demandas de un club de ricos en que el papel de Colombia es hacer el ridículo
Parafraseando a Groucho Marx, si el club de la OCDE recibe a países con indicadores tan lamentables como los de Colombia, no vale la pena pagar la entrada ni las carísimas cuotas