Guillermo Díaz Salamanca pasó de ser el hombre más importante del país al escarnio público por un contrato con DMG. No se rindió y ahora está más vigente que nunca
Aprendimos a disfrutar cómo la independencia desparpajada de Mejía molesta al convencionalismo inofensivo de Londoño, aunque todas las tardes echemos de menos a Peláez