En el municipio de Dagua, una cocinera y matrona de la época, preparaba un pan de maíz añejo el cual después recibiría el nombre de la finca en la que se elaboraba
En 1950, una pareja paisa se aventuró a traer su negocio a la capital, pero un niño de 10 años llegó un día y se convirtió en su ayudante y actual administrador