Un Milenial no echa raíces en una empresa, no busca trabajos “normales”, como el emprendimiento de turismo de deportes extremos en parques naturales que chocó con el muro de los corruptos
¿Dónde está la frontera entre el afán de servicio y el afán de lucro? ¿Hasta dónde se considera legal aprovecharse de cualquier resquicio de poder para usufructuarlo a como dé lugar?