El servicio de la deuda, impuesto como prioridad, limita de manera notoria la inversión pública y el presidente anunció que pedirá al FMI su refinanciación
Petro juega con manos libres un doble discurso donde cada oyente toma el que quiera y soluciones mágicas que si no funcionan es porque sus enemigos las sabotearon
El FMI pone el grito en el cielo por el monto de la deuda y el déficit colombianos, pero mira a otro lado por el de EE. UU. y demás países desarrollados de Occidente
Ese respaldo del FMI a Petro es su autorización a «cambiar todo para que nada cambie», como en la paradoja. ¡Petro duerme feliz entre los abrazos del oso!