Como en el cuento del sapito, el último hervor se da cuando Cuba nos manda militares armados, con la sagrada misión de proteger a los exbandidos de las Farc
Nadie podrá imputarnos jamás haber faltado a la palabra. Las necedades que en ese sentido balbucean los sectores de la ultraderecha, quedarán hechas polvo y cenizas