El extremo izquierdismo con su discurso pacificador en una mano y el insultante en la otra arroja condenas y endilga responsabilidades en las que ellos también tienen cargas
Nada más peligroso para el perro y chocante para el gato que la gente empiece a reconocerse en el espejo, asumirse dueña del país y ser más que un garabato