El analgésico “natural” que además de caléndula tenía diclofenaco, y los enredos con la ciencia de la ministra, ojalá no impidan que volvamos a descubrir el valor real en lo natural
¿Prima el derecho de la ciudadanía a estar informada sobre un producto que puede afectar la salud frente al derecho a la buena reputación de una firma particular?