¿Es acertada la equidad de género en el ejercicio de la democracia?, ¿no se debería evaluar más bien el conocimiento, la capacidad y la experiencia del aspirante?
La actual reforma puede hacer al remedio peor que la enfermedad, lo que es mucho decir en un sistema electoral marcado por abstención, clientelismo, política prepago y fraude “en sus justas proporciones”
Es urgente una reforma, no solo de forma sino también de fondo. Y aunque ningún sistema es perfecto, hay que encontrar herramientas que reduzcan los riesgos