Esa guerra atroz que se desató en el umbral de su puerta es tan lejana y ajena como la de Hiroshima, Siria, Vietnam, Bojayá... No lo toca, no le importa, le es indiferente
Tras diecisiete años se concluyó la identificación de las víctimas que murieron durante la explosión en el templo. Tal vez así se pueda hacer el duelo que tanto falta hace