Colombia todavía andaba en tiempos premodernos, pero sus ovejas, o parte de ellas hechas lana, llegaban de algún modo a la cara visible del virulento satélite
Ch. Parker en su mismísimo debut: el de un sabio del dolor que venía con una idea nueva y que solo dejó de ser ‘loco’ cuando, tras su muerte, su idea triunfó