Unos irrespetuosos del trabajo del timonel azucarero entraron al hotel donde el equipo se hospedaba en Bucaramanga, lo increparon y...¡Se armó la grande!
Tras sus últimas movidas, la filosofía de los directivos parece ser "¡venda, mijo, y que se joda el hincha sufriendo otra mala campaña!". A raíz del caso de Palavecino