Un país donde no hay leyes fuertes contra el abuso y dónde los menores se venden a la vista de todos en plazas y parques públicos es fácil venir, violar e irse
Para algunos, el camino no es el castigo o la cadena perpetua sino la prevención para que los niños no sean abusados. ¿Cómo acabar este flagelo con actos concretos?