“Mi táctica es
Hablarte
Y escucharte
Construir con palabras
Un puente indestructible”
Mario Benedetti.
A esta altura del partido, cuando faltan pocos días para las elecciones presidenciales en Colombia, la gran mayoría de colombianos(as) que pretenden votar en la primera vuelta ya han tomado su decisión con relación al candidato que desean apoyar. También es bastante probable que aproximadamente la mitad de ciudadanos que pretenden votar hayan decidido apoyar la candidatura de Gustavo Petro y Francia Márquez, el programa del Pacto Histórico, lo cual le garantizaría a ese proyecto político el triunfo en la primera vuelta.
Sin embargo, la sabiduría popular nos enseña que “del dicho al hecho, hay mucho trecho”. Aquí algunos consejos para que el dicho se transforme en hecho, y nos ahorremos una innecesaria segunda vuelta.
- Enarbolar la cadena de afectos. Queda absolutamente prohibido pelear con… u ofender a… fajardistas, rodolfistas, indecisos, escépticos, abstencionistas... Con ellxs solo está permitido el verbo SEDUCIR. Si es necesario, debemos adelantar el mes del amor y la amistad para esta última semana preelectoral… Se seduce con una dosis de razón y una dosis de pasión. Existen razones poderosas, por ejemplo: “la mayoría de propuestas del Dr. Fajardo y del Ing. Rodolfo complementan, enriquecen y caben dentro del programa del Pacto Histórico”; “la segunda vuelta electoral le cuesta al erario público mas o menos 400 mil millones de pesos”; “el programa del Pacto Histórico se ha tejido colectivamente y cuenta con sólido respaldo parlamentario, de movimientos sociales, sindicatos, agremiaciones, juventudes y colombianos de a pie, etc”. Las dosis de pasión dependerán de la creatividad, recursividad y encanto de cada militante de la vida.
- Disciplina amorosa. En Colombia, históricamente, de generación en generación, los sectores más conservadores de la sociedad, que generalmente coincidían con la población localizada dentro de los segmentos etarios con edades más avanzadas, han decidido el rumbo del poder político con un truco bastante simple: combinaron patrioterismo con religión. El domingo de elecciones salían en gallada con sus compadres y comadres a cumplir el “deber patrio” del voto y a su vez cumplían el “deber sagrado” de la misa o del culto. Mientras tanto, los jóvenes y alternativos invadidos por el escepticismo, se dedicaban a otros menesteres “menos sagrados”. Si se toma consciencia de ese fenómeno, será posible revertir esa tradición. Una ciudadanía organizada en parejas, en amantes, en grupos de amigos, en familias, con los vecinos, con los compañeros de estudios, con los compañeros de trabajo que construyan planes colectivos para el domingo 29 de mayo: un asado, hacer deporte, ver películas, amarse, etc, para hacerlos justo después de depositar el voto por el CAMBIO, garantizará un futuro bendecido por el cariño.
En la mañana del domingo 29 de mayo, ningún joven, ni viejo de alma joven puede quedarse en casa. Entonces mano a la obra, el futuro es nuestro.