Muchos de los guajiros recibieron con júbilo la noticia que anunciaba que el gobierno nacional a través del Ministerio de Salud y Protección Social cedía al departamento las competencias que desde febrero de 2017 había asumido la administración temporal.
La sustitución de la medida quedó establecida en el artículo 27 del decreto 538 de 2020, expedido el 12 de abril del mismo año.
Varios son los aspectos que habría que precisar sobre lo dispuesto por la norma citada que permite que el gobernador solicite al representante legal de la asunción temporal el restablecimiento de las competencias en el sector salud.
Lo primero que habría que señalar es que el artículo 27 quedó especialmente redactado para que la sustitución de la medida solo sea posible en casos de emergencia sanitaria, situación esta en la que se encuentra sumido no solo el país sino el mundo entero. Es decir, una vez superada esta espantosa crisis de la COVID-19, las competencias en lo atinente a la salud serán retomada por la asunción temporal.
Otro aspecto importante que hay que resaltar es que en el inciso final del artículo de marras será el representante de la administración temporal de la salud de La Guajira “quien definirá los términos en que se ejercerá la medida sustituta”. Esto significa que si bien es casi seguro que se dé el proceso de empalme entre los dos representantes, es patente que quien pondrá las reglas de juego será este último, lo que permitiría evaluar si finalmente las medidas acogidas han surtido el efecto deseado, o si por el contrario no es necesario esperar a que termine la emergencia sanitaria para retomar el control de la salud en el departamento.
Pese a que diferentes líderes políticos, desde hace algún tiempo venían solicitando suspender la intervención en La Guajira, parece inconveniente hacerlo en este convulsionado momento debido a que la norma quedó concebida como un caballo de Troya para que la asunción temporal pudiese zafarse de toda responsabilidad en el evento en que se desborde el brote en nuestro territorio y colapse finalmente nuestro sistema sanitario. Es una posibilidad latente. Recordemos que nuestra red hospitalaria es insuficiente, ya que cuenta con tan solo 144 camas de UCI y 122 ventiladores.
Ahora bien, si realizada la sustitución, La Guajira logra salir indemne de la pandemia reduciendo a su mínima expresión el número de contagiados y muertes por la COVID-19, habrá que aplaudir no solo el comportamiento de la gente que acató el aislamiento preventivo obligatorio, sino la gestión del gobernador y la denodada diligencia de los distintos alcaldes por haber adoptado medidas exitosas para superar la fase de mitigación del virus. Si se logra este cometido, la administración departamental le estaría enviando un mensaje al gobierno central para que levante de forma definitiva la medida de intervención y pueda la administración gozar de autonomía para la gestión de sus propios intereses.
Es innegable que lo que pueda suceder en un futuro con La Guajira en lo concerniente con la intervención depende del comportamiento de este nuevo enemigo invisible que tiene en vilo al planeta entero. Esperemos que la conducta de la gente sea ejemplar y se acate a cabalidad la orden de quedarse en casa. Que la suerte nos acompañe.
