La formación técnica es la condición que menos pesa a la hora de llegar a un puesto directivo en el Departamento de Prosperidad Social en los tiempos de la ex senadora Susana Correa. Empezando por ella, quien entró a la política de la mano de Álvaro Uribe cuando la invitó a formar parte de la primera lista cerrada que arrastró casi que 20 desconocidos al Senado de la República.
Correa conoció a Uribe en unas circunstancias dolorosas, a raíz de su liberación después de haber estado secuestrada 13 meses en poder del ELN. Desde entonces y como reconocimiento eterno, su padre, el empresario Álvaro Correa, un liberal samperista reconocido, le ha brindado su apoyo irrestricto a los propósitos que después la llevaron a ser una de las fundadoras del Centro Democrático en el Valle del Cauca.
El Congreso no fue su sitio, aunque si la política. No sobresalió, pero aprendió a moverse y rápidamente desistió de regresar. Tenía claro que lo suyo era el ejecutivo y por esto le apostó a la campaña del Centro Democrático desde la región suroccidental. Gracias a su cercanía con el Presidente Uribe, Iván Duque la nombró gerente de la campaña en el Valle del Cauca –despertando roces dentro del CD- y, con el triunfo electoral, aspiró a ser nombrada Ministra del Transporte, pero pesó más la vicepresidenta Martha Lucia Ramírez y llegó al cargo la exministra Ángela Orozco, con mucha más experiencia y solvencia técnica que Correa. La vallecaucana no salió mal librada y quedó con el brazo financiero y burocrático del gobierno para el sector social con un presupuesto anual superior a los $ 2 billones.
Para Susana Correa resulta tan natural utilizar la burocracia del gobierno para apuntalar políticamente su partido que ha actuado abiertamente en el congreso buscando apoyos a cambio de prebendas. Así lo denunció el congresista Harry González tal como quedó plasmado en un vídeo que se volvió viral en redes sociales. Por sus actuaciones, claramente confunde hacer política con la politiquería.
Aunque tiene línea directa con el Presidente Duque es al expresidente Uribe a quien sigue llamando, sin importar el escenario, “jefe”. Tiene en la Ministra de Trabajo, Alicia Arango uno de sus principales apoyos. La retribución no se disimuló y Correa nombró a su hija Viviana Taboada Arango como subdirectora de superación de la pobreza, una responsabilidad del nivel central.
Como todos los demás cargos, nadie ha llegado allí por el peso técnico exclusivamente sino por afinidades políticas. Si en alguna entidad se siente la mermelada es en esta institución con el presupuesto mayor para inversión social del gobierno. Del anterior director Nemesio Rois, quien aspira ahora a la gobernación de su departamento, no sobrevivió nadie; veinte estrenan cargos.
Las direcciones regionales son un verdadero fortín político, desde donde se manejan los subsidios sociales de Familias y jóvenes en acción, además de programas de ejecución directa. Correa ha ido realizando los nombramientos despacio, va la mitad, al ritmo del movimiento del Congreso y los aliados del gobierno. Entre la bancada del Centro Democrático, clave para su gobernabilidad, su principal aliada es la senadora antioqueña Paola Holguin, quien tiene cuota entre la representación regional: el abogado Robert Rivera a quien nombró director regional en el Urabá.
En contravía del discurso presidencial, Susana Correa ha entregado mermelada a los aliados políticos en el Congreso, la coalición de gobierno que no termina de solidificarse pero que cuenta con apoyos claves sobre todo desde el Partido de la U que logró varias cuotas en las direcciones regionales
El gobierno Duque lleva solo seis meses con lo cual el margen de intervención en la contratación apenas empieza. Los nombramientos en cargos de dirección son el primer paso y luego vienen las adjudicaciones contractuales.
