A sus seis años Manuel al fin se volvió Lulú, lo que siempre quiso

A sus seis años Manuel al fin se volvió Lulú, lo que siempre quiso

El caso de este niño transexual llegó hasta la presidenta Cristina Kirchner quien ayudó a que obtuviera su carné de identidad de niña

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septiembre 30, 2013
A sus seis años Manuel al fin se volvió Lulú, lo que siempre quiso

“Yo nena, yo princesa” fueron las primeras palabras que Gabriela escuchó de su hijo Manuel. Mientras su hermano mellizo jugaba con carritos, él se ponía trapos en la cabeza imitando la melena de las barbies que soñaba tener en las repisas de su cuarto. Su papá quería verlo jugar fútbol pero Manuel sólo pensaba en las faldas de su mamá. A los cuatro años vestido de pantalón, con pelo cortico y un lápiz rosado en la mano le pidió a sus padres que lo llamaran Lulú. Su papá no resistió. “Yo no voy a tener un hijo puto”, le dijo a Gabriela y se marchó después de haberlo escondido cuando sus amigos iban a la casa.

Manuel nació con genitales masculinos pero con identidad de mujer. Es una niña transexual de seis años que hasta hace poco tuvo que enfrentarse al rechazo de los jardines escolares, de los hospitales y de sus vecinos por tener un DNI –Documento de identidad argentino- , con nombre y foto de niño. Lulú es la primera en lograr que el Estado argentino modifique su partida de nacimiento y documento de identidad. Una batalla ganada por su madre, quien a los 39 años vive de preparar comida casera y repartirla en bicicleta porque su ex marido no cumple con la cuota alimentaria desde diciembre. Las terapeutas atienden a Gabriela y a sus hijos gratuitamente porque el subsidio ella que le pidió al municipio está en veremos.

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Lulú puede hoy disfrutar plenamente de sus derechos civiles y tener acceso a servicios como los de salud, sin que su mamá tenga que responder las preguntas que antes le hacían.

Después de ver a Manuel llorar por horas debajo de la cama, Gabriela lo arriesgó todo por la tranquilidad de su hijo. Agotó su último recurso, escribirle una carta a la presidenta Cristina Fernández de Kircher pidiéndole  que modificará el DNI de su hijo: "Haré, como madre, todo lo que esté a mi alcance para lograr que mi hija sea una persona insertada plenamente en la sociedad". A pesar de que las posibilidades de que el papel llegara a manos de la Presidenta fueran mínimas, la semana pasada el sueño de Gabriela se hizo realidad.

Lo que para muchos podría parecer un simple documento, para Lulú es la oportunidad de vivir como una niña normal. Ahora cuando su madre la lleve a vacunarse las enfermeras no murmuraran “esa señora disfraza a su hijo de mujer”, ni sus vecinos volverán a decir “esa loca quería tener una parejita, y por eso viste a un mellizo de varón y a otro de mujer”. Por su parte Lulú no se volverá a orinar en la ropa porque ahora tiene derecho a entrar al baño de niñas. Este documento es importante porque cumple la misma función de un espejo pues si ella no se reconoce en el papel que la identificará toda la vida, no podrá desarrollarse  ni cómo mujer, ni cómo hombre.

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La lucha de la mamá de Manuel llegó hasta el despacho de la presidenta argentina Cristina de Kirchner, quien le entregó personalmente su documento de identidad donde se le reconoce como Lulú.

“Yo no tengo que esconder a mi hijo porque no es monstruo”. Por eso ha sido más fuerte el amor de madre que “el que dirán”. Con tal de verla sonreír le regaló un vestido de princesa que terminó desteñido y descocido de tanto uso. La mitad del cuarto que comparte con su hermanito, hoy está lleno de sirenas pintadas en las paredes: el personaje preferido de Lulú. Sus Barbies también son transexuales porque Gabriela le ha incorporado un pene a cada una para evitarle tristezas pues a su corta edad es difícil que entienda su condición. “Me decía que quería tener vagina. Yo tenía miedo de que se quisiera lastimar el pene porque se lo hundía hasta hacerlo desaparecer.”

Su hermanito es quien mejor conoce sus gustos, por eso cuando alguien quiere regalarle algo, él sabe mejor que nadie cual es la muñeca que quiere Lulú.  En el mundo se conocen pocos casos como éste, el más reciente es el de otra niña transexual de seis años en Colorado, Estados Unidos quien ganó el juicio para usar el baño de niñas.

Estas historias desmienten la afirmación que muchos siguen haciendo “los maricas no nacen, se hacen”. Un aplauso para Gabriela, una madre guerrera que prefirió defender la integridad de Lulú antes que los estereotipos sociales.

*Los nombres de este artículo fueron cambiados para proteger la identidad de sus protagonistas.

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