De manera sigilosa y no por la ruta normal y protocolaria de la Cancillería el Presidente Duque postuló a su amigo personal Andrés Barreto y actual Superintendente de Industria y Comercio, para ser juez de la Corte Penal Internacional. De allí a que no se supiera de la movida presidencial por la vía del gobierno nacional sino por la propia institución internacional. Esta hizo público el informe de la evaluación del nombre de Barreto para el cargo, en el que sale mal calificado, entre otras razones por falta de experiencia en muchos campos.
No se entiende muy bien la decisión del Presidente de jugársela por alguien, que de antemano se sabía no contaba con las credenciales para un puesto de semejante calado, a sabiendas de que en el país hay profesionales calificados que bien podrían ocupar uno de estos asientos, de importancia para Colombia que es un país no solo firmante sino impulsor del Estatuto de Roma.