¿Sumercé se siente enfermo? (II)

¿Sumercé se siente enfermo? (II)

En Colombia el ciudadano no es dueño de su destino, porque no le han permitido formular sus deseos de una manera real, práctica y adecuada

Por: Hernando Copete Ortiz
febrero 14, 2024
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¿Sumercé se siente enfermo? (II)
Fotografía: Canva

Continuando con nuestro padecer social, que se manifiesta en nuestras enfermedades públicas, sociales. Existen otras instituciones enfocadas en educar y preparar a la ciudadanía para trabajar por la sociedad, en la sociedad, y con la sociedad, buscando que estas nuevas formas de pensar, de ver y criticar la vida, produzcan o estructuren un contexto familiar, social, estatal, libre de enfermedades sociales.

Las personas que están al frente de esas instituciones y que brindan su atención son: el presidente de la nación, sus ministros, el policía, los médicos, psiquiatras, psicólogos, profesores, soldados, filósofos, estadísticos, sindicalistas, políticos, chamanes, brujos, lideres y toda aquella persona que se preocupa por el actuar o comportamiento social (convivencia).

Como se puede ver, estas enfermedades, impactan de manera muy grande, afectando al medio ambiente, las estructuras sociales, la sociedad y la calidad de vida, tanto individual como colectiva.

Lo visto hasta el momento se ve reforzado desde la psicología social, ciencia que elabora una relación muy coherente, racional y efectiva entre factores o pilares como son la política pública, la cognición ciudadana (representaciones) y la sociedad (estilos de vida y convivencia), que no es otra cosa que el contexto donde confluyen y se materializan estos factores y como venimos diciendo allí se evidencia o cristaliza la enfermedad social – pública.

Nosotros podemos acabar con estas enfermedades cuando realmente tengamos conciencia de todas las situaciones o hechos que nos afectan, de sus actuales causas, de sus dificultades para su solución y de valorar y poner en acción las potencialidades, encadenadas, que tenemos cada uno de nosotros en nuestro interior.

Hegel le diría a esto que es la unidad material de los seres inteligentes y su mundo. Es imponerse el objeto (lo racional) sobre el sujeto (lo emocional). Es saltar del “YO” al “NOSOTROS” (¿Comunismo?).

Ahora bien, si hablamos de los Cidios (acción de matar) no necesariamente tienen que ver directamente con acabar con la vida de un ser humano. Yo creo que andamos muchos muertos. El solo hecho de que no se nos tenga en cuenta, seamos negados, y que exista un gran comportamiento de indiferencia frente a nuestras necesidades y búsqueda de felicidad, es otra forma de muerte. Entonces, podríamos estar hablando de sociedacidios o culturacidios.

Recopilando los “cidios reales” y los “cidios sociales” tendríamos crímenes como: el asesinato, el exterminio, homicidio, secuestro, la esclavitud, la desaparición forzada, el desplazamiento forzado, filicidios, la deportación o las persecuciones contra cualquier población civil por motivos sociales, políticos, económicos, raciales, religiosos o culturales; el analfabetismo, desempleo, pobreza multidimensional, mala atención en los servicios de salud y públicos, maltrato por parte de los servidores del estado, discriminación, mala atención, “meritocracia”, y todas aquella acciones en las cuales no se nos tiene en cuenta, incluiría, los famosos encuentros ciudadanos, donde se nos oye, pero no se nos escucha (participación sugestiva).

Por lo tanto, surgen unas preguntas muy interesantes. ¿Cuál es la ideología que se encuentra detrás de las problemáticas, razón de ser para la materialización de las instituciones públicas? ¿Realmente son instituciones que protegen a la sociedad de personas enfermas, asociales, antisociales, criminales? ¿Estas instituciones son realmente la solución a los problemas (enfermedades) sociales?

La respuesta es contundente, NO. Ellas son los escenarios de marginación y estimulación a conductas que dañan los contextos sociales. En última instancia son la fuente de construcción de la sociedad que quieren los políticos y que son patrocinados por las grandes organizaciones económicas. Nuestro contexto, no es otra cosa que la sociedad organizada no a la medida del hombre como tal, sino solamente, diseñada para responderle a las fuerzas de producción de algunos hombres.

Los integrantes de estas instituciones, los condicionan para hacer caso (no patee la lonchera), no les permiten una carrera administrativa, transparente (marginan) y no les motivan para que brinden un excelente servicio a la sociedad en general.

Sumado a lo anterior estas entidades, ¿realmente responden a las necesidades del cliente, persona internada o simplemente responde a las necesidades de la organización per se o a las políticas, metas, objetivos, direccionas a su cliente?

Lo anterior emerge de saber si en cada una de estas entidades u organizaciones (públicas, privadas), se aplica una ideología curativa, o simplemente una punitiva.

La ideología curativa apunta a mejorar y establecer unas competencias emocionales y profesionales, que apunten a servir a la sociedad con el fin de establecer un contexto libre de enfermedades sociales. La ideología punitiva, es una ideología del temor (punitiva). Su fin es dominar las masas y establecer un control, sometimiento pacífico, para que imitan y repitan lo que se les impone, sin decir nada (aprendizaje vicario).

En esas instituciones donde se establece la ideología punitiva, se pierde el significado de la vida.

Creo que, a esta altura del escrito alguien se esté preguntando respecto de la enfermedad y la salud, ¿no serán, que estas, son un reflejo, causa o la materialización de las malas condiciones de administración de una sociedad? Si es así podríamos concluir, que esta sociedad es un escenario toxico, lleno de incoherencias, diferencias diametralmente opuestas, imposición de una sola forma de ver la vida (opresión-represión), malos gobernantes, políticas sociales discriminatorias, se trabaja para el beneficio de unos pocos (grandes industriales), etc.

Las necesidades de la población son habladas entre los políticos (quienes las imponen), en vez de ser hablada con los ciudadanos, pero se inventan encuentros ciudadanos, que les dan diferentes nombres, y ello es simplemente un canto a la bandera o un escenario de terapia colectiva, que sientan que fueron escuchados, simplemente eso.

Las instituciones en cierta medida son estructuras que sostienen el aparato ideológico del estado (Marie Langer)

Para terminar y como lo he dicho y sigo sosteniendo, todos nosotros somos los constructores del paraíso terrenal. En otras palabras, el contexto social que debemos construir, libre de enfermedades, debe obedecer a una interrelación cooperante, altruista, donde el desarrollo de la comunidad debe estar libre del poder punitivo y por encima de las necesidades individuales.

Debemos olvidar aquello dicho por Francisco de Goya: “La letra con sangre entra”. No necesariamente lo dicho se asocia con el daño físico, corporal, sino con la discriminación, mal trato, humillación, sobrecargas laborales, aislamiento, abuso de autoridad, lenguaje ofensivo, desacreditar, castigar sin fundamentos, traslado o descenso laboral, asignación de tareas irrelevantes, tráfico de influencias, detenciones arbitrarias, represión, multas, aislamientos (cárcel), asignación de tareas por género, etc.

Este condicionamiento operante o instrumental (método de aprendizaje) no debe obedecer a las consecuencias negativas que conlleva algún tipo de comportamiento social, sino más bien a la asociación con refuerzos positivos (recompensas).

En términos generales el control del comportamiento se da por reforzadores tangibles (recompensas físicas), reforzadores sociales (abrazos, sonrisas, comunicación asertiva, buen trato, empatía, respeto de las normas, excelente moral, cooperación, altruismo, etc.). La idea es incrementar la probabilidad de que las excelentes conductas sociales se repitan. Simplemente es que las potencialidades del ser humano se materialicen.

La materialización de esas potencialidades depende de los contextos que se deben construir colectivamente. Deben ser contextos que sirvan como catalizadores de las buenas conductas. Esos espacios no deben ser tóxicos, donde los reforzadores negativos son su esencia o razón de ser (sociedad oprimida).

Miremos esto, la calidad de muerte, existencia, aprendizaje, profesión, ocupación, satisfacción de sus necesidades, atención personalizada, castigos, penas, etc., está dada y diferenciada por la clase social a la que se pertenece y no por su razón humana (mejor convivencia). Esta consecuencia no es otra cosa que la forma en que está determinada la racionalidad de nuestras clases “políticas”. El pensamiento humanista, tecnócrata, está por debajo de la racionalidad instrumental, donde las ideologías son su instrumento, para ocultar y manipular la conciencia o razonamiento social. Estos son los contextos, que debemos cambiar.

Reflexionar sobre si el ser humano debe tener una igualdad social, económica, o tener libertad, se hace importante. No olvidemos que es muy diferente maximizar la igualdad económica a brindar igualdad de oportunidades. Volvemos a hacer énfasis en fortalecer las potencialidades del ser humano y ello se da brindando excelentes contextos donde se le permita su desarrollo.

En Colombia el ciudadano no es dueño de su destino, porque no le han permitido formular sus deseos de una manera real, práctica y adecuada. Los políticos se encargan de enajenar a la población, como lo quiso dar a ver Marx, es decir el hombre no se experimenta a sí mismo como la fuente o factor directo, activo de su captación del mundo, sino que este permanece ajeno a él, pues le es impuesta otra visión, que se podría llamar enajenación psíquica, que colectivamente es la enajenación social.

Nuestros comportamientos son un producto. Desde la perspectiva matemática es simplemente una multiplicación. Es la multiplicación de las características y atributos psicológicos, sociales, religiosos, culturales, políticos, morales, éticos, etc. de cada uno de los ciudadanos, sin discriminación. Desde la estadística sería una integración, proceso mediante el cual se reúne información de diferentes fuentes para obtener una unificada y más valiosa que la fuente inicial (individual).

Cambiar las lógicas de relación, que se nos han impuesto, no es otra cosa que ser la contradicción social de un mal sistema social, donde los beneficiados son las entidades publicas como privadas, que, sin las enfermedades, desaparecerían.

Como complemento a este escrito les recomiendo, los siguientes artículos publicados en las2orillas:

  • Se materializa la justicia social o los propósitos personales
  • Conocemos la realidad o nos la introyectan
  • De nuevo la Policía y el no saber qué hacer con ella
  • Desensibilización sistemática y política
  • Del comportamiento policial y la sociedad
  • El reclutamiento en las organizaciones armadas ilegales
  • La quinta pata de los diálogos regionales y otras reuniones masivas
  • La represión social no es más que domesticación del pueblo
  • La volteada del ESMAD
  • Lo que piensa Tánatos (el impulso de la muerte) sobre la paz total
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