“Sumando Ausencias” es una obra de la artista colombiana Doris Salcedo que se gesta como voz de descontento después del plebiscito y durante una de las semanas más agitadas de la historia colombiana que comenzó con un resultado totalmente inesperado en las urnas y terminó con un premio Nobel de paz.
En esta tormenta política perfecta la artista que en el año 2.007 con su obra acción de duelo en homenaje a los 11 diputados del valle asesinados iluminó la plaza de bolívar con 25.000 velas, propuso llevar a cabo una acción colectiva de dimensiones quijotescas.
Escribir en 1.900 telas de 2.50 metros por 1.30 metros los nombres de victimas del conflicto con ceniza para luego ser cosidas todas a mano con aguja e hilo durante un día en la plaza de bolívar por más de 3.500 participantes voluntarios que tenían que seguir indicaciones sencillas pero estrictas con el propósito de lograr un producto final organizado.
La logística de la obra se concibió y se organizó en tiempo record y en dos etapas. La primera comenzó el 6 de octubre con las telas y los nombres con ceniza en la universidad nacional, para que 5 días después se llevara a cabo el ejercicio colectivo en la plaza.
Se hizo una convocatoria abierta para que las personas que quisieran vincularse a la actividad que llamaron “una acción de paz”, en un momento donde el país desde los diversos ámbitos sociales clama por resolver el conflicto interno y la gente quiere de una u otra forma movilizarse, ésta propuesta logró canalizar ese descontento y ese sentimiento de frustración de muchos participantes, entre esos yo.
Durante todo el día miles de personas llegaron y de acuerdo a sus posibilidades enhebraban hilos, repartían y recogían agujas o cosían. El ambiente al interior era de impecable colaboración y podían verse los muy diferentes tipos de participantes: estudiantes, campistas, indígenas, turistas, artistas, amas de casa, trabajadores de oficina etc. Que desprovistos de prejuicios acudieron a hacer parte de este proyecto en una #AcciónDePaz como estaba escrito en las camisetas de los coordinadores del evento.
La plaza de bolívar se convirtió en un costurero gigante. Y mientras las personas compartían conversaciones entre conocidos y desconocidos, rodeado de muchos curiosos, reporteros y fotógrafos. Mientras daba las puntadas que unían cada unos de los nombres de ceniza sobre cada una de las telas pensaba en la fuerte relación que tienen los verbos: coser, unir, tejer y sanar.
El clima fue propicio en un mes donde suele llover fuertemente y eso permitió que poco a poco se fue vistiendo la plaza de blanco, y para el final de la tarde bajo un cielo mesiánico casi producido con intención, quedó el registro de una imagen contundente para la historia del arte colombiano.
Sin embargo el hecho de haber tenido que desplazar a unos campistas por la paz que se habían asentado en la plaza ocho días antes hasta que se lograra un acuerdo de paz, produjo serios cuestionamientos sobre la ética y el ego de la artista.
Además de los reparos de quienes consideran que Doris Salcedo es una mercader del dolor de las victimas utilizando su voz para denunciar y lucrarse pero nunca para buscar una reparación en ellos, las victimas.
Entre más contundente es una obra más aristas y cuestionamientos va a suscitar, pero llevar a cabo, es decir, el sólo hecho de poder hacer realidad este trabajo ya es mérito suficiente; No sólo por la logística y producción que implica sino por la acogida en la gente que tiene Doris Salcedo siendo una artista contemporánea.
Durante los treinta o más años de trabajo artístico denunciando la violencia del conflicto del país, ha logrado llevar al común de la gente las inquietudes y practicas del discurso del arte contemporáneo como ningún otro artista en Colombia, canalizando el sentimiento colectivo en trabajos que logran conmover a casi todos.
Muchos consideran oportunismo el hecho de que Doris este siempre al acecho de los acontecimientos políticos del país, pero otros consideran que es un válido patrón de trabajo, ya que ser oportunista todo el tiempo es el trabajo de quienes trabajan con lo político, con lo público; donde el oportunismo no es otra cosa que la búsqueda de la oportunidad, o sea la búsqueda de lo oportuno.
¿Tendría acaso la misma importancia y acogida esta obra de haber ganado la opción del SI en el plebiscito?
¿Habría podido llenar la plaza de veladoras de no haber sido asesinado los 11 diputados en el 2.007?
¿Habría podido hacer la intervención de las rosas de no haber sido asesinado Jaime Garzón?
La obra de Doris Sumando Ausencias es una llamado desde el ámbito artístico que se suma a los muchos más actos políticos, estudiantiles y de opinión que encarnan el deseo de la mayor parte de los colombianos de poder vivir en un país donde no se maten unos a otros porque si.
Queda para la historia la imagen de una obra contundente, obra entendida como el lugar donde se realiza un proyecto mas que como el resultado material de éste, una imagen que hace tangible un sentimiento colectivo y será el destino final donde decida la artista que repose éste resultado final el que nos dirá las verdaderas intenciones que tuvo ella desde el principio.