Estos son diez casos de actores y presentadores, queridos y recordados por los colombianos que han desaparecido trágicamente en estos 60 años de la televisión colombiana que se encendió el 13 de junio de 1954, en el gobierno del general Rojas Pinilla y con Fernando Gómez Agudelo como primer director.
1. Jaime Garzón es abaleado por el paramilitarismo:
La mañana del 13 de agosto de 1999 fue una de las más amargas que hayamos podido soportar los colombianos. Encendimos el televisor y ahí vimos la camioneta de Jaime, estrellada contra un poste de la luz. Habían matado al hombre que con su humor mordaz e inteligente intentaba despertar la aletargada conciencia del colombiano promedio. Lo que más duele es que 15 años después, su muerte todavía permanece impune.
2. La misteriosa muerte de Diego Álvarez:
Hoy pocos recuerdan a este gran actor del teatro y la televisión nacional. Rumbero, excéntrico y genial, Diego llevaba tres meses abstemio cuando, en misteriosas circunstancias, su cuerpo salió despedido de la ventana del apartamento que compartía con su esposa, la también actriz Marcela Vásquez. En un primer momento se especuló con que se había suicidado pero la fiscalía determinó, luego de escuchar una grabación en donde Diego le suplicaba a sus presuntos agresores que no le hicieran daño, que se trataba de un asesinato. La investigación determinó que su esposa y unos allegados habían tenido que ver con su muerte. Siete meses después de estar detenida en El buen pastor, Marcela fue liberada. El Estado colombiano tuvo que pagarle una onerosa indemnización. La muerte del actor todavía hoy es un misterio. Tenía 39 años.
3. El suicidio de Lina Marulanda:
'Yo tengo el alma muerta y cuando uno está muerto en vida no hay salida' le decía todo el tiempo Lina a su hermana y confidente Paulina. La depresión se la estaba comiendo viva. Acababa de separarse de su esposo y el negocio con el que pensaba volverse millonaria había naufragado irremediablemente. Pero esta no era la única razón de su amargura: ella estaba obsesionada por su aspecto físico y a pesar de su belleza universal, Lina tenía problemas de autoestima. Sus padres y su exesposo la acompañaron hasta el final y creían que a sus 29 años y con su férrea voluntad, saldría sin ningún problemas del pozo depresivo en el que se había hundido. Lamentablemente esto no fue así. El 21 de abril del 2010, mientras desayunaba con sus padres, Lina Marulanda se encerró en su cuarto, abrió la ventana y se arrojó desde un noveno piso.
4. La rumba mortal de Jimmy Salcedo:
Estaba con Hernando ‘El culebro’ Casanova y unos parceros en un casino, intentando que el póker y el whisky le hicieran olvidar una pelea que había tenido con Maritza, su novia preferida. En la mitad de la noche le dio por irse: “Espérenme acá que yo llego en una hora con unas hembritas” pero amaneció y Jimmy Salcedo, el visionario showman, nunca apareció. Abrieron a patadas la puerta del gigantesco apartamento que tenía en El Chicó y allí lo encontraron, con una jeringa de insulina en la mano y los ojos en blanco. Estaba agonizante. Lo llevaron a la clínica, donde entró en un estado de coma del que saldría tres años después, cuando dejó de respirar. Era diabético y le gustaba la rumba: una mala combinación. De manera temprana, a los 44 años, nos abandonó para siempre. La televisión colombiana nunca se repondría de esta pérdida.
5. El alcoholismo de María Eugenia Dávila:
Fue la diva absoluta de la televisión durante la década de los 80. Una personalidad magnética, arrolladora que también supo trasladar al cine: su María Cano fue inolvidable. Lamentablemente el peso de la fama y los subidones de adrenalina que le producía ser aclamada por la multitud, hicieron que se refugiara en el alcohol y la droga. Un día perdió el rumbo y como un satélite apagado en el espacio, empezó a flotar sin control ni brújula. Hoy en día continúa luchando con sus adicciones que la dejaron, prematuramente, sin trabajo. Ahora debe constatar, con amargura, que este país olvida fácil, sobre todo a sus ídolos.
6. El asesinato del Siete Mujeres:
Jaime Saldarriaga tenía 30 años y estaba en el cénit de su carrera. Su papel en la novela El siete mujeres le había dado fama y dinero. Las mujeres literalmente se le tiraban encima y la rumba lo llamaba. El sábado 11 de abril de 1986 estaba departiendo con unos amigos en una reconocida discoteca de Barranquilla. La gente que estaba en el lugar se le quedaba mirando no sólo porque su cara era habitual en las revistas de la época, sino por su particular atuendo: una camisa manga sisa que resaltaba su portentosa musculatura y las siete cadenas que rodeaban su cuello. Al preguntarle si las cadenas representaban las mujeres que él había amado en el seriado televisivo él sonreía y decía que no, que eso era un cruce que le había hecho una bruja amiga y que las prendas representaban “Las siete vidas del gato”. No hay plazo que no se cumpla ni sortilegio que no se rompa. A la una y media de la madrugada, cuando salían de la discoteca tres hombres fuertemente armados lo asesinaron a él y a las otras cuatro personas que lo acompañaban. Con el correr de los días se levantaron las más extravagantes hipótesis sobre la masacre, una de ellas apuntaba a que era una venganza de los costeños heridos en su amor propio por la forma en que Saldarriaga había “ridiculizado” a la Costa Atlántica en El siete mujeres. Otra apuntaba que fue una retaliación por unas deudas que tenía el actor con un cartel guajiro. La verdad fue que su representante, quien murió abaleado con él en esa fatídica noche, le debía 30 millones de pesos a un capo de Riohacha.
7. El absurdo accidente de Betty Rolando:
Pocos recuerdan a esta actriz uruguaya quien se ganó el encono de la entonces inocente teleaudiencia colombiana por el comportamiento que tenía Camila Rotteman, la malvada que encarnaba en la popular serie Los cuervos. 10 días después de que su personaje se ahorcara en la novela, iba conduciendo su Renault 4 para ir a su casa por toda la Avenida Circunvalar cuando unos hombres, en su afán por detener el vehículo y asaltarla, le tiraron piedras y ella, al tratar de esquivarlos, perdió el control del coche estrellándose contra un árbol. Al no llevar el cinturón de seguridad su cuerpo salió disparado por el panorámico . Su cráneo estalló contra el pavimento. Murió instantáneamente. Tenía 40 años.
8. Luis Fernando Ardila llora antes de morir:
Las personas que estuvieron la noche del 17 de noviembre del 2004 en el teatro La Baranda, aseguran que nunca habían visto, a Luis Fernando Árdila, actuar con tanta pasión. Incluso, mientras cantaba una canción en plena obra, lloró desconsoladamente. El público se paró y aplaudió hasta que se le quemaron las manos. Ardila fue ovacionado y feliz, emprendió el regreso hasta su casa. Antes de llegar a ella, dos sicarios en una moto dispararon contra su humanidad. Un mes antes había firmado un seguro de vida en donde le dejaría 100 millones de pesos a su compañero Carlos Hernández en caso de que falleciera. Esto terminó siendo su sentencia de muerte ya que su amigo decidió contratar a los sicarios cegado por la absurda ambición. Ardila actuó en Gallito Ramírez y en Pandillas guerra y paz. Le encantaba el teatro, en especial Shakespeare y soñaba con llegar a viejo para tener la tranquilidad de escribir sus propias obras. Murió a los 54 años.
9. La pesadilla de Leydi Tabarez: Descubierta por Víctor Gaviria, encandiló a los colombianos y al mundo cuando protagonizó la inmortal Vendedora de rosas. Su pasado oscuro y su talento la convirtieron en todo un referente mediático. Su papel en La guerra de las rosas al lado de Enrique Carriazo le hizo pensar que los peores momentos de su vida habían quedado atrás para siempre. Pero en una noche de locura se vio implicada en un asesinato y tuvo que pagar más de 15 años de cárcel. La historia, afortunadamente, tuvo un final feliz: hace unos meses salió y las ganas de vivir y seguir trabajando no se le han apagado.
10. Jorge Enrique Pulido cae por oponerse al cartel de Medellín: En una época en donde diarios como El tiempo y las grandes programadoras guardaban un silencio cómplice y vergonzoso hacia las atrocidades que hacía Pablo Escobar y sus perros rabiosos, Jorge Enrique Pulido supo tener la valentía para denunciar al capo. Convirtió a su noticiero, Mundo Visión en una trinchera contra el narcotráfico. El domingo 29 de octubre de 1989, tras terminar la emisión meridiana de su noticiero y mientras se dirigía a su casa un sicario le disparó. Moriría 10 días después, tras una larga lucha para aferrarse a la vida, a pesar de que tenía un pulmón perforado. Tenía 44 años.