De la joven pluma, y por eso no menos brillante, del abogado e investigador Luis Gabriel Rodríguez de la Rosa, se da a conocer en noviembre de 2015 una de las novelas más interesantes e impactantes de la última década en nuestro país. Se trata de De sueños y olvido, que intenta recuperar la historia de Colombia durante los últimos cuarenta años; en consecuencia la violencia hace presencia personificándose en la figura del humilde campesino Manuel Solano, que, dadas sus condiciones socioeconómicas y culturales encuentra en una carrera militar la única opción de ascenso familiar y social.
Desfilan por sus páginas hechos tan trágicos y lamentados como la toma del Palacio de Justicia, la feroz retoma por parte del Ejército y la consecuente matanza y desaparición de muchos magistrados y humildes funcionarios. Igualmente hace un análisis de la guerra sucia que durante décadas y hasta nuestros días caracteriza a una clase política que no tiene escrúpulo alguno en su intento de acceder al poder y al dominio de las entidades estatales. Es dramática la obra cuando hace mención de los líderes asesinados y sacrificados en Colombia por el solo hecho de defender sus ideales y de tratar de cristalizar una verdadera democracia que permita la equidad y la igualdad entre todos los ciudadanos que únicamente lo son cuando son manipulados por una clase parasitaria y demencial que no parece ver la realidad de la guerra y la muerte.
Para este joven abogado, investigador y novelista no es posible permitir el olvido y, por el contrario, se hace necesario recuperar esa memoria histórica que con el transcurrir de los días se vuelve más lejana y distante, permitiendo la irrupción de nuevos actores humanos y sociales en un ciclo interminable de violencia y sevicia. Y en este caso la novela admite una catarsis que restablece la memoria colectiva, para conducirla por nuevos senderos de reivindicación y encuentro, permitiendo la posibilidad de una nueva patria en donde los señalamientos y los odios sean superados.
Pero, quizá, lo que más conmueve de esta novela histórica, es la figura joven y renovada de su autor. Un abogado de veinticinco años que descolla por la particularidad de romper ese molde o patrón de una juventud perdida entre los vericuetos de la internet en aras de forjar unos vacíos existenciales que les impiden ver una realidad que hace muchos años se forja y desarrolla a su alrededor. Por el contrario, Luis Gabriel Rodríguez De la Rosa, deja entrever ese dolor de patria que se refleja en cada uno de sus pensamientos deslizándose por su pluma inquieta y tal vez atormentada. Es, justamente, esa forma suya de pensar y concebir a Colombia lo que nos permite entrever la posibilidad de un nuevo cauce histórico que nos permita la anhelada y esquiva paz.
De su autor podemos decir que a pesar de su corta edad ya es reconocido como investigador en muchas universidades colombianas, colaborador y columnista de periódicos y revistas nacionales y en breve analista de diferentes medios regionales. Su nombre ya empieza a abrirse paso ante la elite intelectual gracias a su tenacidad y persistencia. Vale la pena leer De sueños y olvido para encontrarse de frente y sin tapujos ante unas páginas de nuestra historia que aún no se cierran y de las cuales brotan aún llanto y dolor. Quizá es un intento personal de tomar partido ante la misma historia, de hacer parte del bando en el que la justicia y la reivindicación deben ser los elementos constitutivos de una existencia.
Felicitaciones a este nobel escritor. Sabemos que es una promesa hecha realidad, un ejemplo para la juventud que requiere retornar hacia los cauces de unos ideales y una satisfacción para quienes hemos vivido la desgracia de vivir y desarrollarnos en medio de una guerra cruenta y despiadada.