En Cartagena de Indias, DCyT, si no eligen alcalde o alcaldesa de la U se los lleva, si es que aguantan tanta indignidad hasta las próximas elecciones, el diablo. O como quiera llamarse Roy Barreras y su bien apertrechada en el gobierno Santos banda de clientelistas cubierta hasta el tope de mermelada.
Que no “amermelados”, pues de tal si que no tienen sus integrantes ni un pelo; al punto que, sin el más mínimo recato y respeto por los cartageneros y su libre albedrío, el senador copresidente de la U proclama sin atenuantes amenazas y anatemas contra sus ciudadanos si, en uso de ese derecho inalienable de la libertad de elegir, osan votar para alcalde, o alcaldesa, por alguien de partido distinto del de la U.
Nada más y nada menos, ha esgrimido el senador Barreras el látigo que en tiempos del yugo español ni un solo día dejó de caer sobre la humanidad de los cartageneros. E hizo de ellos, objeto de oprobio y vejámenes.
Y aunque los de entonces cartageneros alcanzaron la categoría de heroicos por al aguante, no creemos que sean estos los tiempos de resistencia por incapacidad y sometimiento que le permitan al pensamiento y poder metropolitano, someter a los cartageneros contemporáneos a la ignominia y el terror mental. De solo conjeturar que así ocurra, justifica su sublevación.
Quienes deben “cerrar las puertas” de Cartagena a fementidos verdugos como Roy Barreras y su banda de la U, son los cartageneros si, como yo creo, no son la “caterva de vencejos” que en algún estadio de su historia de ellos se predicó.
El cartagenero es digno, es libertario y nada proclive al yugo y la sumisión. Y menos, a la manipulación y coerción de su libre albedrio y al derecho de expresar sin cortapisas su opinión y credo político en las urnas.
Si entre las muestras de aprecio que dice sentir el presidente Santos por Cartagena y los cartageneros confluyen las de Roy Barreras, entrañable a sus afectos, poder y canonjías al por mayor, que se atengan a los días de amargo y afrentoso sitio a su progreso y desarrollo que les esperan en estos cuatro años, “si Cartagena no elige alcalde la Unidad Nacional”.
Si así no ocurre, si no votan por el candidato impuesto, “no habrá inversión nacional”, ha proclamado en edicto fijado en las murallas, Roy Barreras.
Si todavía no había llegado al tope la taza de la injuria y la avilantez contra Cartagena y los cartageneros, la gota del jerarca de la U la rebozó.
Y con ella, el derecho de Cartagena a sublevarse; a rebelarse contra las asonadas del poder clientelista y mafioso metropolitano, que cree que los cartageneros de hoy se les puede someter y reducir en su dignidad y libertad.
De lo mismo, sublevarse, es lo que le queda a los sucreños, ciudadanos y ciudadanas del Departamento de Sucre, Costa Caribe de Colombia, frente a la coalición, banda, pacto, cuadrilla, de barones electorales que se ha conformado en este departamento para alzarse con el botín de la Gobernación de Sucre.
Con el pretexto de detener a Yahir Acuña, gran elector de todos los confabulados en las elecciones legislativas de 2014, se ha fraguado el que sus mentores, nueve congresistas de la región, casi todos con procesos vigentes por paramilitarismo y parapolitica, llaman “acuerdo” que, “confronte todos aquellos conatos de asalto a la buena fe de los sucreños”.
Si otros fueran los promotores del acuerdo acordado, es probable que los sucreños cayeren por enésima vez en el engaño en el que gira su destino, desde cuando una casta familiar hegemónica promovió la segregación de este territorio del extenso Bolívar para apropiárselo como feudo electoral y generar un poder político que, cincuenta años después se mantiene y reditúa en su provecho particular.
Si por los frutos que no han dado los conocen, esta vez creemos que los sucreños no sucumbirán al encantamiento y al embrujo clientelista, corrupto y parapolitico de quienes van a confrontar los “conatos de asalto a la buena fe de los sucreños”.
Conocidos por los frutos vanos que han dado, tanto sus ascendientes, como agnados y ellos, aquí tienen los sucreños la galería concupiscente de quienes ya acordaron coaligarse, tanto de Atlántico, como de Córdoba y Sucre, para acaparar el botín que es la Gobernación de Sucre:
José David Name Cardozo, Musa Besaile Fayad, Bernardo Miguel Elías Vidal, Miguel Guerra Soto, Yasmina Pestana Rojas, Teresita García Romero, Mario Fernández Alcocer, Antonio Guerra de la Espriella, Nicolas Guerrero Montaño.
En tanto Acuña “no representa nuestros principios, nuestra visión de sociedad y nuestro estilo de hacer política”, ha dicho con cinismo parroquial el secretario general del Partido Liberal, creyendo que los coaligados para confrontarlo sí, quienes no representan nada del interés de los sucreños, e igual que Acuña lo hacen al “estilo mafioso”, son los coaligados por el botín que es la Gobernación de Sucre, sus rentas y el territorio, su objetivo.
Humillados y ofendidos como se sienten por estas castas clientelistas, los sucreños se sublevaran contra los mentores y herederos supérstites de la parapolitica, el paramilitarismo y la corrupción, que representan los candidatos que ya promocionan en cuanta corraleja y gallera se celebra en Sucre.
Sucreños: ¡Ya basta! Ni paracos. Ni mafiosos. Ni corruptos. ¡Ya basta!
Poeta
@CristoGarciaTap