La Ley 152 de 1994 es clara al definir, si se quiere decir, dos dimensiones que hacen parte de su estructura, contando con una dimensión diagnóstica y, sucedida, por otro lado, de un plan plurianual de inversiones.
Desde la suscrita fecha en que fue emitida la Ley Orgánica de Plan de Desarrollo, quien responde a un mandato constitucional, el departamento de Sucre, no contaba con un direccionamiento en materia de planificación que fuese coherente con la realidad, aunado a eso la materialización efectiva mismo; tesis en la que confluyen expertos en el área.
Sin dudas, es un tema provisto de una carga subjetiva profunda, dado que se pueden tener diferentes interpretaciones, pero, como ser epocal, quiero hacer una consideración desde el actual contexto histórico. Colombia hoy está en medio de una situación denominada bono demográfico, es decir, hay más jóvenes que niños y adultos. Media que se repite en el departamento de Sucre.
Y parto de la premisa de la juventud porque el suscrito representa a las organizaciones juveniles en el Consejo Departamental de Planeación (CD)P, órgano encargado de emitir conceptos sobre los planes de desarrollo, entre otras funciones como seguimiento y acompañamiento para la facticidad de los mencionados.
La población juvenil del departamento está cerca del 27% del total de la población, medida que concuerda con la realidad nacional (mencionado otrora). Ahora bien, el sector poblacional joven del departamento enfrenta unas realidades complejas: el acceso a la educación superior es limitado, hay un lamentable indicador de suicidios, los nini aumentan y el embarazo adolescente está al borde. También es loable resaltar la invisibilización histórica de poblaciones denominadas minoritarias (como son las LGTBIQ, negras o afrocolombianas e indígenas) e incluso de movimientos urbanos y ciudadanía joven organizada.
A pesar de enfrentar todas las dificultades, la juventud sucreña se la está jugando por transformar la realidad y dicha transformación, sin lugar a dudas, requiere de un esfuerzo de dimensiones no previstas en la memoria. Desde la Alianza por la Juventud de Sucre, escenario multipensamiento donde confluyen sendos actores del sector social, institucional y de cooperación, la plataforma departamental de juventud y las plataformas municipales de juventud, se viene incidiendo desde todos los espacios posibles mediante estrategias coordinadas que fortalezcan en muchos aspectos a los jóvenes. Pero en especial el reconocerse como sujetos de derecho.
El plan de desarrollo Sucre Diferente, recién puesto en marcha en la actual administración del ente, rescata muchas propuestas emitidas desde la ciudadanía juvenil organizada, junto a la urgencia de aplicar realmente la norma, entendida como la Ley 1622 o estatuto de ciudadanía juvenil.
El avance más notable está en la inversión de recursos, gran parte del presupuesto departamental está dirigido a programas enfocados en temas juveniles; además de contar con unas metas realizables, por ejemplo, llegar a las 26 plataformas municipales de juventud, la política pública de juventud que está en fase de alistamiento, un observatorio de la juventud y la aplicación de la ambiciosa estrategia de gobierno Sucre Escucha, entre otras.
Así pues, es totalmente válido aplaudir todos los hechos sintetizados por el esfuerzo juicioso de cada uno de los que día a día aportan al crecimiento, mejoramiento y fortalecimiento de los procesos juveniles o de la ciudadanía juvenil. Los sentenciado en el plan de desarrollo debe materializarse y depende del control social que eso sea así. El primer paso fue incidir en la ruta formal de navegación institucional, y el próximo es hacer seguimiento hasta que sea realidad y no quedar en letra muerta.
