El actual gobierno advierte de una recesión mundial para el próximo año en el mundo. Significa que la economía mundial se verá estancada por la desaceleración de la actividad económica: esto es la disminución generalizada de la producción de bienes y servicios a nivel planetario.
Recesión económica producto del aumento de la demanda de bienes y servicios y la disminución de la oferta de los mismos, no solo del decrecimiento de las grandes economías.
Y Colombia no estará exenta de ese estado excepcional de la economía global. Los colombianos enfrentarán dicha recesión económica con una economía raquítica que tiene los niveles de producción más bajos entre las economías de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) con una creciente inflación y una tasa de desempleo como una de las mayores del continente latinoamericano.
Este escenario de crisis u oportunidad de la economía global importa para la vida de las y los colombianos que trabajan cada día para llevar un plato de comida a sus mesas o pagar un arriendo junto a sus familias. Mientras la inflación se absorbe la capacidad de compra de los trabajadores colombianos, la desvalida producción nacional intenta abastecer el mercado interno con los bienes y servicios que requieren las familias colombianas.
Los colombianos ven pasmosamente cómo su capacidad adquisitiva se esfuma a través de ese artilugio de la economía que llaman "inflación" que no es sino un traslado de los costos de producción, no al mercado, sino al bolsillo del pueblo trabajador.
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La inflación como un incremento general de los precios es precisamente el precio que asumen, sin su voluntad, los trabajadores colombianos y los trabajadores de las diferentes economías del mundo para que el estado económico se mantenga tal y como está planeado desde otrora.
Y es aquí donde el Estado, como uno de los agentes económicos, deberá tender a corregir los abusos del mercado que de ninguna manera se corregirá a si mismo, y cómo debería hacerlo, una de las maneras y la más pertinente es aumentar considerablemente la capacidad adquisitiva de los trabajadores por medio de un incremento considerable del salario mínimo durante los próximos 4 años.
Es así, como el gobierno en las discusiones del salario mínimo del presente año debería proponer un incremento anualizado del 25% desde el 2022 hasta el 2025, duplicándolo en el cuatrienio y llevándolo a cifras decentes que puedan corregir los efectos adversos que crea la economía contra la capacidad adquisitiva de las y los trabajadores colombianos.
Salario mínimo de 2.000.000 de pesos colombianos para el 2026, reforma agraria pendiente y redistribución de la tierra, incremento exponencial de la producción nacional de bienes y servicios, una real industrialización, banca estatal con crédito asequible, las respectivas reformas laboral y pensional, son algunas de las tantas tareas que tendrá el gobierno nacional que fue elegido para cumplir el mandato popular con el que se comprometió.