La violencia y el odio se han tomado las calles del país. Todos los días las víctimas aumentan. Nadie es indemne, ni siquiera la policía. Una patrullera, quien prefirió guardar su identidad, fue brutalmente asaltada en un CAI. Su único pecado era llevar el uniforme de la policia nacional. En un audio divulgado en redes sociales, la patrullera contó los minutos "más amargos de mi vida".
Ocurrió el pasado 29 de abril "empezaron a quemar llantas, todo lo que se encontraban a su paso,la multitud estaba enfurecida. Empezaron a buscar rocas, palos, botellas y empezaron a lanzarlos", el relato se pone peor y va mostrando la brutal violencia que recibió, el peor momento fue cuando intentaron sacarla del CAI: "Mis compañeros no dejaban (que la sacaran), vi cuando golpearon a uno de ellos, y me sacaron". Entre lágrimas la patrullera narra: "les rogaba por mi vida, me sostenía de todo lado, me sostuve del marco de la puerta, pero fue inútil, eran muchos".
En ese momento los hombres intentaron besarla: "me tenían de pies y manos y me seguían golpeando, por donde cayera el golpe".
La policía se encargará de hacer una exhaustiva investigación para determinar los hechos y condenar culpables.