A mediados de 2016 y de nuevo a finales de 2017 los aficionados de las series ofrecidas en formato streaming nos adentramos en una de las series que sin duda ha dado mucho de qué hablar en estos años en que el mundo de la internet se ha vuelto cada vez más necesario para la sociedad. En un principio Stranger Things se presentó ante nosotros como una serie exclusiva para aquellos que, como yo, tenemos cierta afición por los temas de terror y suspenso, de estilo más casero y menos violento como muchas de las actuales películas de terror que tienen como arma fuerte: la sangre, la violencia física y psicológica. Quizás dicha producción se hubiera quedado dentro de este círculo de fanáticos del terror si se hubiera lanzado hace 10 o 15 años, pero gracias a toda la parafernalia comercial ofrecida por Netflix (titán en el formato de streaming) no fue así. Los que ven series solo por pasar el rato o son consumidores desenfrenados de este tipo de programas vieron en Stranger Things un diamante en bruto. Una serie con una sinopsis que te hace comer las uñas, un reparto que trabaja tan bien a sus respectivos personajes que te hacen reír, asustarte, sentir rabia y muchos otros sentimientos.
Pero, a qué se debe realmente el éxito de Stranger Things. Dejando de lado los aspectos técnicos, que no puedo negar son excelentes —como el manejo de la cámara, los efectos especiales, el maquillaje, la vestimenta, el sonido, etc.—, la fórmula que ha sido utilizada por Shawn Levy y los hermanos Duffer (creadores de la serie) para hacer de esta serie un rotundo éxito fue haberse aprovechado de la temática ochentera que ha salido a flote en estos últimos años.
Desde la música, donde agrupaciones como Daft Punk o Bruno Mars han revitalizado el uso de sintetizadores para hacer su música más llamativa y han acompañado con videos que asemejan el formato vintage que ofrecían las videograbadoras, pasando por un placer por la moda de estos tiempos en los cuales las mujeres solían usar cabello corto pero con alto volumen, pantalones puestos por encima de las caderas; hombres con largas barbas y desaliñados, botas, chaquetas de jean y cuero; llegando también al gusto que ha despertado en los consumidores de vehículos (autos y motos) por los antiguos modelos de marcas como Ford, Chevrolet, etc. Pues bien, Stranger Things trae a la pantalla chica toda esta emergente moda que ha renacido en la sociedad occidental y la explota de un modo que gusta, más no fastidia; acompañada por una trama que sin duda los que ahora la consumimos, que somos mayormente jóvenes entre 18 y 30 años, nos trae recuerdos de nuestra infancia cuando gozábamos de películas Blockbuster, como Los Cazafantasmas, It (1990), Terminator y Alien.